lunes, 27 de diciembre de 2010

15.La ciudad del amor.

Oh la la.
París,la ciudad del amor.
Eran las 10 de la mañana,y me encontraba agarrada de la mano del hombre más maravilloso del mundo mientras paseábamos por la avenida de los campos elíseos
Habíamos llegado hace poco tiempo.Nada más llegar fuimos a una inmensa casa precedida por una enorme piscina de agua clara y cristalina.Los ojos se me abrieron como platos,no podía creer las dimensiones de ese edificio,y el pensar que estaríamos él y yo solos allí,hacia aun más grande aquella mansión.


Volviendo al momento del paseo, avanzábamos lentamente sin pronunciar palabra,no eran necesarias en realidad.Tras un largo día de visitas a la ciudad y multitud de risas y paseos volvimos a casa para la cena.
Al llegar nos esperaba una mesa cubierta con un mantel blanco puro sobre el que descansaban  una decena de platos repletos de comida,dos copas de champán al lado de la botella que descansaba en una cubitera.
Tras la cena nos sentamos en la hermosa terraza junto a la piscina,yo tenía mis pies descalzos dentro del agua cálida y transparente mientras Rubén me abrazaba por las espalda.Él, comenzó a hablar.

-Princesa,¿que tal tu primer día en París?
-Ai,totalmente perfecto.
-Mañana,te voy a llevar de compras.Porque,te tengo una sorpresa mañana por la noche,y tienes que estar preciosa,bueno,más que de costumbre quiero decir.
-No seas tonto-Me estrechó contra él y me dio  un suave beso en la frente

A la mañana siguiente salimos de compras,visitamos tiendas y tiendas,a la hora de llegar a casa llevábamos más de una docena de bolsas en cada mano.Zapatos,vestidos,blusas,faldas,abrigos..
Esa noche,el me pidio que me pusiera el mejor vestido que hubiera comprado,y que a las 9 en punto estuviera preparada,que había llegado el momento de mi sorpresa.
Elegí un vestido corto,blanco y negro con encajes y unos zapatos de tacón blancos con un pequeño detalle en negro.Alisé mi pelo y me puse una cinta de lazo de color blanco.
Bajé y allí me esperaba él, mirándome de esa manera que me encanta.
-Estás preciosa mi vida,vamos,no perdamos tiempo.
Fuimos hasta el coche,y una vez dentro me tapó los ojos con un pañuelo de seda para que fuera relamente una sorpresa.
Trás varios minutos de camino noté como el vehiculo se detenia,Rubén me tomó de la mano y me ayudo a bajar del coche con los ojos aun vendados.
Caminamos unos metros y nos detuvimos,se acercó a mi oido y me susurro.
-¿Lista?
-Sí..
-Una,dos,tres..

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